Rusos expulsados del desarrollo de Linux
Estos días nos hemos enterado de los programadores rusos expulsados del desarrollo de Linux. A las constantes polémicas por sus constantes arrebatos de pedantería, ahora debemos añadir esta. Y no se trata de una polémica cualquiera.
La indignación
Una de las grandes ventajas del uso de software libre es justo eso: su libertad. En realidad, se trata de nuestra libertad de usar los programas sin restricciones. La poca claridad de las declaraciones de Torvalds dieron lugar a especulaciones. Pero, finalmente, estas terminaron al corroborarse que lo que hay detrás es el sometimiento del principal proyecto de software libre a intereses políticos. Esto resulta especialmente preocupante, tratándose de los intereses hegemónicos.
Si Linus Torvalds se somete a las directivas políticas de EEUU, ¿podremos seguir confiando en que el Kernel de Linux no incluye software insertado a voluntad de ese gobierno?
A mi juicio, la actitud pusilánime de Torvalds en el caso de los programadores rusos expulsados del desarrollo de Linux es la peor noticia en la historia de este sistema operativo y del software libre en general.
¿Qué puede derivarse del caso de los rusos expulsados del desarrollo de Linux?
Las consecuencias previsibles serían la fragmentación del proyecto y la pérdida de la riqueza que proporciona la variedad de perspectivas. Cabría preguntarse por qué Torvalds se alinea con las sanciones hegemónicas, pero no expulsa a los programadores de Israel, por el genocidio contra los palestinos. Y no es que sea deseable esa exclusión, todo lo contrario. Pero una mínima congruencia debería llevar inmediatamente a esa medida. O bien, lo que más conviene al proyecto, que se mantenga ajeno a los asuntos de la política. Las medias tintas solo enturbian el panorama. Por ahora, la pedantería de Torvalds lo ha llevado a escribir en el foro del kernel de linux:
«Ok, veo a muchos trolls rusos por ahí. Está totalmente claro por qué se hizo el cambio, no se va a revertir, y el uso de múltiples cuentas anónimas al azar creadas por las fábricas de trolls rusos no va a cambiar nada».
Esto ante los mensajes de justa indignación y sorpresa de los programadores rusos expulsados del desarrollo de Linux.
La respuesta
En un primer momento, los programadores rusos expulsados del desarrollo de Linux pidieron aclaraciones. Tras la pedantería de Torvalds, fue Greg Kroah-Hartman quien aclaró la razón de la expulsión. Confirmó que se trata de una acción políticamente motivada y claramente rusófoba.
Ante esta lamentable realidad,, hay noticias. El Ministerio ruso de Desarrollo Digital ha anunciado que este es un acto de discriminación y quiere crear una comunidad Linux en Rusia. Quieren fortalecer la cooperación y entablar una relación con los países que quieran trabajar con ellos. Se busca crear una comunidad Linux conocida por otros para poder seguir desarrollando este software libre.
¿La respuesta rusa permitirá rescatar el proyecto con su filosofía? ¿O será acaso el momento de voltear hacia FreeBSD?
Ojalá que quien dio la luz al proyecto del kernel de Linux no sea quien termine sepultando el proyecto.